La fabricación del vidrio tiene su origen hace más de 4.000 años y actualmente pasa por un proceso muy complejo
Los primeros en utilizar el vidrio fueron los Egipcios, aunque los verdaderos maestros de la fabricación de vidrio fueron los romanos, cuyas técnicas fueron utilizadas hasta el siglo XVIII. Fue a finales del siglo XIX cuando comenzó a utlizarse como material de construcción.
El vidrio se fabrica a partir de varias materías primas mezcladas con agua como la arena silícica, carbonato sódico, dolomita, piedra caliza, nefelina sienita y sulfato sódico. El proceso comienza mezclando todo con fragmentos de vidrio reciclado con nueva materia prima que será fundida en un horno. La temperatura debe ser de 1.500 grados centígrados para que los materiales se fundan correctamente y puedan ser mezclados de forma homogénea.
A continuación el vidrio se vierte en un baño de estaño líquido en el que flota, convirtiéndose en un material blando que se moldea formando una lámina. Cuando sale del baño, el vidrio está a 600 grados y debe entrar en otra máquina que lo va enfriando gradualmente. El vidrio debe tener un grosor uniforme por lo que es medido por un escáner laser que se asegura de ello con una precisión extrema.
Cuando ya está completamente duro se corta en una máquina donde un rodillo ultraduro de carburo de volframio hace una muesca longitudinal antes del corte y después se hacen las muescas transversales, según las medidas que se necesiten. Esto hace posible que el vidrio precortado se separe fácilmente. Las planchas de vidrio resultantes viajan por una cinta transportadora hasta el departamento de inspección y el vidrio sobrante de los cortes es reciclado. Para terminar el vidrio se inspecciona con lámparas fluorescentes en busca de posibles defectos y finalmente se traslada para almacenarlo.